La Playasada I

 

El colmo de la playasada. En el 2009 el Parque de los Niños va a cumplir 10 años. No lo inventó Macri, que quede claro. Todos los medios se hacen eco al unísono y nadie investiga cuánto nos cuesta1 a los ciudadanos el PROselitismo amarillo –¿amarillista?– Miles de reposeras amarillas, sombrillas idem, cartelería idem, señalética idem, colocada curiosamente por encima de la que lleva casi una década en ese lugar.

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Observando con atención la fotografía se puede notar, por debajo, el cartel original de color verde que, dicho sea de paso, es el correcto, el que cumple con las normas y especificaciones que exige la señalética vial en una autopista. ¿Desconocen, los responsables de comunicación del gobierno de la ciudad, de semántica, semiótica, semiología, significante y significado? ¿Acaso lo conocen en demasía? Observen el color de estas nuevas prohibiciones que decretaron una vez que se atribuyeron la creación del parque.

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Son color fucsia2. ¿Lo prohibido no es siempre rojo? ¿No es una convención universal? ¿Acaso no utilizan el rojo porque apelaría a otro partido político o, lo que es peor aún, a otra ideología? En fin.

De paso… Ya se cayeron un par de carteles.

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Y por último. Si la intención -presidenciable encubierta- es capturar votantes de otros segmentos -digamos, más populares- creándoles “playas” públicas, sería bueno disponer de transporte público que llegue hasta el lugar, ya que sólo se puede acceder en automóvil (el medio más cercano está a 3 Km.). Hay un atajo, pero claro, es vía Vicente López. Eso es provincia y no es conveniente.

1 Nos contactamos con Prensa del Gobierno de la Ciudad para solicitar información sobre el presupuesto asignado a la playasada que estaría abierta por 45 días, y nos fue negada.

2 Mientras tomábamos las fotos, fuimos perseguidos por Karina Fernández (responsable del parque de los niños, según lo que pudimos averiguar), a bordo de un paquetísimo carro de golf, muy PRO, quien increpándonos nos preguntó qué problema teníamos con los carteles de “prohibido”, a lo que respondimos que, habitualmente, con todo lo prohibido tenemos problemas.


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