Ensayo del zapato

 

Que improcedente resulta hablar de zapatos cuando llevamos días descalzos en la arena y aún nos resta tiempo de permanencia en esta condición rústica de despojo que disfrutamos tanto. Pero aquí estamos. La realidad mundial nos convoca; acaso provoca, este análisis.

Un mismo zapato puede ser un objeto fetiche de cuatro mil dólares sólo en el habitat de Sex & the City y valer nada en un barrio del conurbano. Otro zapato, sin importar su costo, puede volverse misil. No somos promotores de violencia de ningún tipo -que quede claro- pero nos hubiese gustado ser portadores del calzado volador, por más que nunca hubiésemos osado lanzarlo. 

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El nuestro -el zapato- hubiese sido taco aguja, de esos del tipo stiletto y que terminan en punta. Somos muy diestros con la puntería. Solemos dar justo ahí, donde los círculos concéntricos se vuelven punto. Un taco aguja, más un tiro certero podrían haber provocado otro desenlace, tal vez fatal. Claro que Dear President es muy rápido en reflejos y alteró los resultados. Pero, ¿cuál habrá sido el objetivo buscado?.  No lo sabemos; lo que sí podemos aventurar es que lo acontecido -aunque no haya habido contacto físico- resultó aún más impactante. El mundo todo tuvo acceso a esa imagen -la que captó una lente- que evidenció una vez más la vulnerabilidad de lo invulnerable…, y la humillación pública. Un zapatazo a Bush o un avión atravesando las torres gemelas. Dos imágenes, un mismo mensaje.

APG©

Valeria del Mar, diciembre ´08


Una respuesta to “Ensayo del zapato”

  1. Me parece que no es lo mismo. Hoy el zapato puede simbolizar el vuelo contra la primera torre, pero el objetivo escurridizo demuestra dos cosas: 1) el enemigo no es la investidura, 2) las torres ya no están y arrastraron con ellas la economía del invasor. 7 años llevó la caída, 7 años de mala suerte en la que masacraron a todo un pueblo (iraquí). Y condena eterna a seguir derrumbándose. De hecho, deberán sacar las tropas de Irak debido a la crisis. Una cosa es dar un correctivo (primera Guerra del Golfo) y muy otra invadir y ocupar. Ah, en Afganistan ya perdieron hace rato, lo que allí hacen los marines es jugar a las escondidas y asomarse de noche, apenas para mear.

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