¡Ojo en dónde te sentás!


¿Alguna vez te detuviste a pensar en dónde estabas sentado, -literalmente- en el objeto que te sostenía, el cubículo que mantenía doblado tu cuerpo en posición de reposo, atención o espera? Podría aventurar que varias veces fue en la clásica silla Nº 14 Thonet, mientras deambulabas por un bar porteño; otra vez probablemente te hayas hamacado en una mecedora Schinkel, de esterilla; y ¿no lloraste tu neurósis en un consultorio psicoanalítico recostado sobre un chaise longue Le Corbousier?; en el lobby de un hotel o de un edificio ¿no aguardaste sentado en un sillón Mies Van Der Rhoe?; o al menos, ¿no observaste los moldes de cemento re-diseñados por el Arq. Doberti, que evocan el sillón BKF, esparcidos en paseos peatonales por el gobierno de la Ciudad? Seguro que sí, sólo que no reparaste en ello, verdad?

Por estos días en el Vitra Design Museum de Alemania -uno de los museos de diseño más reconocidos del mundo- se está presentando la muestra 100 años/100 sillas que recorre, a través de miniaturas, distintos modelos emblemáticos de asientos en la historia del mobiliario. Se pueden ver, y también adquirir, réplicas de las piezas originales creadas por diseñadores de la talla de Alvar Aalto, Mies van Der Rhoe, Thonet, Le Corbousier, Mackintosh, Frank Lloyd Wright, y más.


Me dio cierta pena no encontrar en el catálogo de la muestra al sillón BKF, pieza icónica de diseño argentino en el mundo que, por cierto, sí forma parte de la colección del Museo de Arte Moderno de Nueva York. El BKF fue creado en el año 1938, por los Arq. Bonet , Kurchan y Ferrari Hardy, que integraban el Grupo Austral. Está conformado por una estructura hierro redondo macizo, cubierto por una funda de cuero. El grupo dejó plasmado en un Manifiesto la descripción conceptual de la obra: «Hay intención de unir dos mundos: uno blando otro duro, uno fijo otro móvil, uno industrial uno artesanal, uno mineral otro animal, uno futuro uno pasado; es una hamaca en el mundo ciudadano»


Y Sara Vaughn, ¿se habrá detenido a pensar? ¿Habrá sabido que estaba sentada justo allí, cuando posó sonriendo y vestida de rojo en una producción fotográfica para la tapa del disco Swinging easy, grabado en 1957? ¿Se habrá percatado que la amparaba el mismísimo sillón BKF? No lo sé. Pero sí sé -de modo consciente- que a mí me sostienen o me mantienen suspendida en el aire, unos listones de madera que se empecinan en marcar a rayas mi piel, que se alinean adentrándose hacia el centro del río, y que permiten a mis piernas balancearse y hacer dibujos en el agua oscura mientras tarareo swinging easy.


APG©


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