Estancia y Capilla Narbona

  

― Pasá, no tengas miedo. Los perros están atados,
 
me serena una paisana que, advertida por los ladridos, me descubre parapetada detrás de la espesura en la curva del sendero, mientras yo juntaba coraje para avanzar o desistir. Es María: una mujer mayor, corpulenta, única salvaguarda y guía -turística- de una de las construcciones más antiguas del Uruguay que preservan su estructura original y cuyas ruinas son hoy Patrimonio Histórico, dice el folleto, y María, nada. Vive allí, contratada por el Municipio, y se queja de que le descontaron casi la mitad de su magro sueldo cuando fue a cobrar al pueblo en el día de ayer y eso me hace pensar que “ayer” (martes) fue su día franco que me obligó a regresar hoy. Habla y habla mientras camina despareja al compás que signa una cadera más alta que la otra y que provoca también un chanfle en su pollera. Estamos ahora frente a la puerta de hierro oxidada que hermetiza precariamente el solar del gran casco de piedra que levantó el aragonés Juan Narbona en 1732 aquí, en Carmelo, leo en una placa junto al horario de visita, y María, nada.
La mujer despeja cadena y candado. Atravesamos una glorieta de parra silvestre. Arranca algunas uvas y me da a probar.
― Tannat. Es uva tannat que ustedes, los argentinos, confunden con uva chinche.  

Estancia y Capilla Narbona - Carmelo (Uruguay)

Bordeamos ahora un muro de piedra, por un sendero de piedra, hasta la Capilla. De piedra. Pura piedra. Es que Don Juan Narbona -alarife- se instala en 1730 en la Banda Oriental cuando descubre en estos pagos el potencial de unas enormes minas de cal, recuerdo haberlo leído en algún lugar, y María, nada.
Mismo manojo, distinta llave y ya estamos dentro. El espacio es añejo y rectangular. Austero: un altar, una cruz, un alcancía. María da una vuelta de rosca y consigue luz de un foco que cuelga desamparado. 

― Pronto van a privatizar este lugar. Por eso el Municipio se hace el desentendido y no hay presupuesto. 

Entiendo el mensaje y aporto mi diezmo ateo en la alcancía. Mi acción funciona como soborno en María y la incentiva a revelarme secretos. Levanta una tapa camuflada en el piso y me confiesa: 

― Estos túneles llegan hasta el río. Fueron construidos como vía de escape en tiempos de la conquista, pero los utilizaban para retener a los esclavos que traficaban. 

Salimos del cubículo religioso sin aberturas. María habla y habla a la par del recorrido: que ese inmenso piletón cubierto, profundo, servía como recipiente almacenador de agua para abastecerse (yo, mientras, evoco a los baños romanos de la antigüedad); que Gardel era uruguayo; que el cerrillo en donde estamos tiene a su alrededor ombúes, palos borrachos, talas y arbustos nativos; que ése es el mejor ángulo para tomar una fotografía; que San Martín era charrúa e hijo natural; que qué día caluroso; que la uva tannat y la yerba mate son orientales…
Me despido.
Paso la curva del sendero con el mismo tenor con el que los ladridos se desvanecen. A mis espaldas quedó María con su pollera chanfleada. 

 

APG© 

 

 


3 respuestas to “Estancia y Capilla Narbona”

  1. Hola amateur. Encontré tu artículo por casualidad, al quereer etrar en la pagina de la ong que un grupo de voluntades de Carmelo y Nueva Palmira hemos creado. Si lo deseas encontrarás información de recientes actividades, 2, 3 y 4 de diciembre un Seminario que será la base para realizaciones en cnjunto con Universidad de Alicante y alcazar la Carta Narbona a los efectos de la restauración de este rico patrimonio que has visitado.
    Magnífica la descripción de María. Es de esperar que en 2014 se logre con aportes públicos y privados revalorizar este mojón.
    Ya estamos por empezar solo una pequeña ayuda, quitarle los vegetales que invaden sus paredes y techo.

  2. :Visitè el lugar hace 4 años…no veo la hora de volver a ir y es una gran alegrîa enterarme que se està trabajando en la restauraciòn de un testimonio tan tangible de nustrahistoria. Seguramente los visitarè en septiembre de este año. Saludos. Desde Salto, Alvaro.

  3. Hola Amateur hermoso tu articulo, hermosa la descripción de Maria, cierro los ojos y me la imagino. Fui a visitar la estancia hace dos dias y me enamore del lugar, muy rico en historia y muy encantadora la personalidad de Maria, ella es el alma del lugar. Nadie mejor que ella para que nos cuente todo lo que ese lugar encierra.
    Es de esos lugares donde iria una y otra vez.
    Siento mucha alegria al ver que esta en proceso de restauracion… estas cosas tienen que perdurar. Saludos desde Soriano. Maria Jose.

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